7 de cada 10 personas que visitan mi consulta, entre ellos adultos y adolescentes, manifiestan tener estrés o ansiedad prolongados en el momento actual o haberlo sufrido en algún momento de su vida. Esto genera un enorme malestar y una sensación de falta de control muy desagradables que puede llegar a empeorar si no se utilizan los medios y recursos adecuados.
Hoy te cuento los tipos de estrés que existen, las diferencias entre el estrés y la ansiedad, y algunas ideas para aliviarlos de forma eficaz.

Tipos de estrés
Tensión muscular, dolor localizado en alguna parte del cuerpo (cabeza, estómago, etc.), falta de energía... Son algunos de los síntomas asociados al estrés que seguro te suenan.
Cuando hablamos de estrés, normalmente nos estamos refiriendo al distrés, o llamado también estrés negativo. Este tipo de estrés es muy perjudicial para la salud y es el que nos hace sentir desbordados.
En cambio, el eustres, o llamado estrés positivo, es necesario para lograr objetivos, mantener la atención, solucionar problemas, imaginar alternativas, etc.
El estrés negativo o distrés
El pensamiento es energía. De hecho, todo en el universo está hecho de materia y energía, como bien dijo Albert Einstein, premio nobel de física en 1921 y conocido por todos. Él descubrió que la energía se divide en dos tipos: energía libre, que no se ve, y se encuentra en el mundo metafísico o cuántico; y energía concentrada, que es la materialización de esa energía libre. Esta se puede ver en forma de personas, situaciones, oportunidades, etc., es el mundo material.
Frecuencia y vibración
Lo que conocemos por estrés es una muy primitiva reacción fisiológica del cuerpo y la mente, que, ante el peligro, se preparan para la defensa o la huida. Aparece en situaciones inesperadas o que no nos sentimos capaces de resolver en el tiempo y forma deseados.
El estrés negativo se activa cuando nuestros deseos, en el momento presente, se encuentran enfrentados a una realidad que choca o es opuesta a dichos deseos. Por ejemplo, pensar que llegaremos tarde a una reunión, demasiadas tareas sin planificar y sin terminar, pensar que no llegaremos a unos objetivos diarios, etc.
Tu mente se encuentra llena de pensamientos, recuerdos, conclusiones, que a su vez están acompañadas de una buena cantidad de emociones muy poco agradables, y como resultado inevitable tu cuerpo produce un gran gasto de energía, normalmente desproporcionado, si lo comparamos con lo que realmente necesita para solucionar esa situación. Reflejo de todo esto es la tensión muscular que muchas personas sufren a diario y que se localiza sobre todo en cuello, hombros y espalda.
Demasiado estrés (o distrés) es enormemente negativo para la salud. De hecho, hoy en día sabemos que existe un porcentaje muy alto de enfermedades relacionadas directamente con el estrés, ya que el cuerpo se “contamina” de un excesivo cortisol, la hormona que produce el estrés en el cuerpo.
Tipos de estrés
Tensión muscular, dolor localizado en alguna parte del cuerpo (cabeza, estómago, etc.), falta de energía... Son algunos de los síntomas asociados al estrés que seguro te suenan.
Cuando hablamos de estrés, normalmente nos estamos refiriendo al distrés, o llamado también estrés negativo. Este tipo de estrés es muy perjudicial para la salud y es el que nos hace sentir desbordados.
En cambio, el eustres, o llamado estrés positivo, es necesario para lograr objetivos, mantener la atención, solucionar problemas, imaginar alternativas, etc.
El estrés negativo o distrés
El pensamiento es energía. De hecho, todo en el universo está hecho de materia y energía, como bien dijo Albert Einstein, premio nobel de física en 1921 y conocido por todos. Él descubrió que la energía se divide en dos tipos: energía libre, que no se ve, y se encuentra en el mundo metafísico o cuántico; y energía concentrada, que es la materialización de esa energía libre. Esta se puede ver en forma de personas, situaciones, oportunidades, etc., es el mundo material.
Frecuencia y vibración
Lo que conocemos por estrés es una muy primitiva reacción fisiológica del cuerpo y la mente, que, ante el peligro, se preparan para la defensa o la huida. Aparece en situaciones inesperadas o que no nos sentimos capaces de resolver en el tiempo y forma deseados.
El estrés negativo se activa cuando nuestros deseos, en el momento presente, se encuentran enfrentados a una realidad que choca o es opuesta a dichos deseos. Por ejemplo, pensar que llegaremos tarde a una reunión, demasiadas tareas sin planificar y sin terminar, pensar que no llegaremos a unos objetivos diarios, etc.
Tu mente se encuentra llena de pensamientos, recuerdos, conclusiones, que a su vez están acompañadas de una buena cantidad de emociones muy poco agradables, y como resultado inevitable tu cuerpo produce un gran gasto de energía, normalmente desproporcionado, si lo comparamos con lo que realmente necesita para solucionar esa situación. Reflejo de todo esto es la tensión muscular que muchas personas sufren a diario y que se localiza sobre todo en cuello, hombros y espalda.
Demasiado estrés (o distrés) es enormemente negativo para la salud. De hecho, hoy en día sabemos que existe un porcentaje muy alto de enfermedades relacionadas directamente con el estrés, ya que el cuerpo se “contamina” de un excesivo cortisol, la hormona que produce el estrés en el cuerpo.

La ansiedad: qué es
La ansiedad es una anticipación, un miedo intenso ante algo que pueda ocurrir, y suele darse tras una reacción de alerta. Puede estar provocada por el estrés, y está relacionada con factores internos y emocionales, (los pensamientos e interpretaciones, reales o no, que hace la persona sobre la situación), a diferencia del estrés, que tiene su origen en factores externos (estresores).
Es fácil confundir la ansiedad y el estrés porque muchas veces se dan al mismo tiempo.
La ansiedad es originada por la emoción del miedo, y éste nos hace fuertes y ágiles. La mayor parte del tiempo no somos conscientes de todo el potencial que tiene nuestro cuerpo y lo que es capaz de hacer ante situaciones en las que detecta peligro.
Una de las responsables de que la ansiedad se dispare es una estructura que tenemos en el cerebro llamada amígdala. Es la encargada de hacer saltar las alarmas cuando reconoce una situación o estimulo peligrosos para ti. por naturaleza y genéticamente está preparada para ello. Lo que ocurre es que hay muchas ocasiones en las que se equivoca, y envía señales exageradas y desadaptativas.
Todos podemos experimentar estrés y ansiedad en mayor o menor medida. El problema con la ansiedad viene cuando ésta deja de ser adaptativa, y es tan elevada que la persona no es capaz de gestionarla. A esto le llamamos ansiedad patológica. En estos casos se recomienda siempre la ayuda de un profesional cualificado.
Los “culpables” del estrés
Muchas veces culpamos de nuestro estrés al sistema, al modo de vida, a la sociedad, a otras personas, etc. Es cierto que todo esto puede influir de manera negativa en nosotros y puede estar relacionado con el estrés que sintamos, pero pensar de esta forma sólo nos convertirá en infelices víctimas, como si todo dependiera de otros y nosotros no tuviéramos ninguna responsabilidad o recursos personales para cambiar las circunstancias.
A veces, la responsabilidad nos da miedo. Es algo normal, estamos preparados, de forma natural, para ahorrar la mayor cantidad posible de energía y a la mente le gusta la comodidad y lo conocido, siempre va a intentar buscar problemas cuando decides superar la mayoría de los retos que te propones.
6 opciones que te pueden ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad
Pasa tiempo en la naturaleza o con animales
Aumentarás tu vibración, limpiaras tu energía y te sentirás mucho mejor. En mi caso particular, los caballos son un excelente “tratamiento” para el estrés.
Actividades de mindfulness, yoga, meditación, etc.
El presente es lo único que tenemos, es lo único real y sobre lo que podemos influir y hacer cambios, por eso se dice que es necesario “disfrutar del proceso”. Practicar este tipo de actividades te ayudará a sentirte mejor contigo mismo/a y con los demás.
Mantén hábitos saludables
Duerme las horas que necesitas, aliméntate mejor, sal a caminar y bebe más agua, o sustituye otras bebidas por ésta.
Planifica tus tareas
Organizar tus objetivos diarios o semanales y plasmarlos en un papel te ayudará a liberar tensión mental acumulada.
Busca ayuda profesional
Puedes contar con un profesional de la psicología que sepa comprender a fondo tu situación. Te animo a dar este paso si lo sientes necesario. https://www.leiremsurga.com/terapia-psicologica/
Terapia con flores de Bach
Las flores de Bach pueden ayudarte a equilibrar tu frecuencia vibratoria y aliviar tus estados emocionales. Combinada con un proceso de terapia psicológica, sentirás resultados increíbles en una menor cantidad de tiempo. Aquí te dejo el enlace a mi artículo sobre la terapia con flores de Bach. https://www.leiremsurga.com/que-son-las-flores-de-bach-y-como-te-pueden-ayudar/